Es
el conjunto de derechos que tienen las personas como sujetos y los deberes que
de ellos se derivan. Ese "conjunto de derechos", ha ido
transformándose y evolucionando paralelamente al desarrollo de la sociedad,
fundamentalmente, a lo largo de los últimos tres siglos. En este sentido,
Marshall distingue tres etapas: una "ciudadanía civil" en el siglo
XVIII, vinculada a la libertad y los derechos de propiedad; una
"ciudadanía política" propia del XIX, ligada al derecho al voto y al
derecho a la organización social y política y, por último, en esta última mitad
de siglo, una "ciudadanía social", relacionada con los sistemas
educativos y el Estado del Bienestar.
Desde
esta perspectiva, el debate de la ciudadanía está estrechamente unido a las
relaciones de poder o de dominación de los hombres sobre las mujeres negándoles
el ejercicio de la misma. El voto, la propiedad, la libertad para organizarse,
son derechos a los que las mujeres han accedido más tardíamente que los
hombres, encontrándose relegadas en la actualidad a una ciudadanía de segunda:
nutridos grupos de mujeres constituyen las bolsas de pobreza más severas,
soportan mayor grado de violencia, reciben los salarios más bajos y cuentan, en
definitiva, con muchos menos recursos que los hombres.
Como
señala Marshall, ser ciudadana/o de pleno derecho hoy implica "desde el
derecho a un mínimo bienestar y seguridad económica hasta el compartir al
máximo el patrimonio social y a vivir la vida de acuerdo con los estándares
imperantes en la sociedad".
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